
Ubicada en Luján de Cuyo, Finca Minimal se distingue como una joya enológica. Su entorno, rodeado de viñedos con una impresionante vista, es perfecto para aquellos que buscan sumergirse en la naturaleza después de una visita y degustación en la zona. El equipo de cocina, encabezado por El Ruso y El Charly, ofrece una propuesta gastronómica que personalmente me enamoró y sé que a ustedes también los conquistará. Los vinos, de estilo natural, brindan una experiencia diferente en el enoturismo. No es un lugar ostentoso, sino una vivencia en sí misma, donde la autenticidad y la sensación de estar en familia están presentes en cada momento.
Por otro lado, en el corazón de Luján de Cuyo, nos encontramos con una propuesta diferente: Savia de Bodega Casarena. Este restaurante en la bodega ofrece una vista impresionante a la cordillera. Con un menú de 3 y 6 pasos maridados con los vinos de Casarena, la chef Ailín Rosas apuesta por la sostenibilidad y la combinación de sabores para crear una experiencia gastronómica única.
Bodega Monte Quieto este lugar, que desconocía por completo, resultó ser una joya escondida. Con una finca enorme que ofrece experiencias únicas y una casa de huéspedes de ensueño, Monte Quieto se presenta como una apertura emocionante. La cocina, a cargo de Atipana, y los vinos que acompañan la gastronomía son simplemente deliciosos. Entre los recomendados de Flor de Bodegas se encuentran las empanadas y la pasta seca. Ubicada estratégicamente cerca de otras bodegas que ofrecen visitas y degustaciones, Monte Quieto es una sorpresa bodeguera que definitivamente deben tener en cuenta.
Espero que estas recomendaciones despierten su curiosidad y los inspiren a explorar estas joyas en su próxima visita a Mendoza. ¡Salud y buenos momentos entre viñedos!
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